La PNL se refiere a los sistemas
representativos como las formas mediante las cuales representamos nuestras experiencias,
es decir nuestros pensamientos y a través del lenguaje, de las palabras que
elegimos utilizar, nos comunicamos.
Los sistemas representativos se basan en los cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto. Los sentidos son también llamados canales comunicativos. Cada persona utiliza todos sus sentidos para captar una experiencia, hay imágenes, sonidos, sensaciones y sentimientos aunque al momento de evocarla en su interacción tanto con el mundo exterior como con el interior puede estar más predispuesta a usar un canal comunicativo más que otro.
Teniendo en cuenta la preferencia a emplear con mayor frecuencia un canal determinado, obtenemos tres grupos de individuos: Visuales, Auditivos y Kinestésicos.
Los visuales procesan la información de forma visual. En su lenguaje utilizan palabras y expresiones relacionadas con la visión tales como: “ver”, “observar”, “mirar”, “echar un vistazo”, “hasta la vista”, “nos vemos” o “las cosas están claras”
Piensan en imágenes, suelen hablar rápido y mirar a los ojos.
Los auditivos representan la información mediante el sentido del oído. Suelen emplear las siguientes palabras: “escuchar”, “oír”, “sonar”, “hablar”, “nos llamamos”, “hacer oídos sordos”, “alto y claro”, “palabra por palabra”, “en la misma onda” o “eso suena bien”.
Les interesa escuchar y que los escuchen. Son muy buenos oyentes. Piensan de manera secuencial.
Los kinestésicos procesan la información por el sentido del tacto. Les apasiona tocar todo. Usan expresiones como “sentir”, “captar”, “presentir”, “acariciar”, “entiendo como se siente”, “estamos en contacto”, “de piel sensible”, “me enciende” “no me siento muy bien”.
Son más sensibles y abiertos a expresar sus sentimientos. Gesticulan hacia sí mismos.
Para establecer comunicaciones afectivas debemos averiguar a que grupo pertenece nuestro interlocutor según sea su canal predeterminado. Si empleamos canales diferentes a los predeterminados de una persona, se pueden producir dificultades en la comunicación.
La escucha activa nos permite determinar a que grupo pertenece cada persona. Prestando atención al lenguaje que emplea y a su forma de comunicarse, averiguaremos cual es su canal. Una vez que reconozcamos si nuestro interlocutor es visual, auditivo o kinestésico, adaptaremos nuestro lenguaje y nuestro estilo comunicativo al suyo. El secreto de la buena comunicación está en cómo decimos lo que decimos.
Esta habilidad nos permite crear una buena sintonía, correspondencia entre los sistemas representativos
En el caso de dirigirse a un grupo de personas, todas con diferentes sistemas utilice palabras que vayan dirigidas a los tres sistemas, de este modo logrará captar la atención de toda la audiencia.
Los sistemas representativos se basan en los cinco sentidos: vista, oído, tacto, olfato y gusto. Los sentidos son también llamados canales comunicativos. Cada persona utiliza todos sus sentidos para captar una experiencia, hay imágenes, sonidos, sensaciones y sentimientos aunque al momento de evocarla en su interacción tanto con el mundo exterior como con el interior puede estar más predispuesta a usar un canal comunicativo más que otro.
Teniendo en cuenta la preferencia a emplear con mayor frecuencia un canal determinado, obtenemos tres grupos de individuos: Visuales, Auditivos y Kinestésicos.
Los visuales procesan la información de forma visual. En su lenguaje utilizan palabras y expresiones relacionadas con la visión tales como: “ver”, “observar”, “mirar”, “echar un vistazo”, “hasta la vista”, “nos vemos” o “las cosas están claras”
Piensan en imágenes, suelen hablar rápido y mirar a los ojos.
Los auditivos representan la información mediante el sentido del oído. Suelen emplear las siguientes palabras: “escuchar”, “oír”, “sonar”, “hablar”, “nos llamamos”, “hacer oídos sordos”, “alto y claro”, “palabra por palabra”, “en la misma onda” o “eso suena bien”.
Les interesa escuchar y que los escuchen. Son muy buenos oyentes. Piensan de manera secuencial.
Los kinestésicos procesan la información por el sentido del tacto. Les apasiona tocar todo. Usan expresiones como “sentir”, “captar”, “presentir”, “acariciar”, “entiendo como se siente”, “estamos en contacto”, “de piel sensible”, “me enciende” “no me siento muy bien”.
Son más sensibles y abiertos a expresar sus sentimientos. Gesticulan hacia sí mismos.
Para establecer comunicaciones afectivas debemos averiguar a que grupo pertenece nuestro interlocutor según sea su canal predeterminado. Si empleamos canales diferentes a los predeterminados de una persona, se pueden producir dificultades en la comunicación.
La escucha activa nos permite determinar a que grupo pertenece cada persona. Prestando atención al lenguaje que emplea y a su forma de comunicarse, averiguaremos cual es su canal. Una vez que reconozcamos si nuestro interlocutor es visual, auditivo o kinestésico, adaptaremos nuestro lenguaje y nuestro estilo comunicativo al suyo. El secreto de la buena comunicación está en cómo decimos lo que decimos.
Esta habilidad nos permite crear una buena sintonía, correspondencia entre los sistemas representativos
En el caso de dirigirse a un grupo de personas, todas con diferentes sistemas utilice palabras que vayan dirigidas a los tres sistemas, de este modo logrará captar la atención de toda la audiencia.
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