lunes, 14 de abril de 2014

Un cerebro saludable

El cerebro funciona con energía bioquímica y si sabemos cómo funciona, podremos optimizar su rendimiento. 
Pero al igual que cualquier otro músculo de nuestro cuerpo, necesitamos entrenarlo y esto solo se logra con una “dieta mental”, compuesta por distintas actividades, que no siempre incluimos en nuestro día a día.

David Rock, fundador del Neuroleadership Institute, junto con Daniel  J. Siegel, describen lo qué tenemos que hacer para lograrlo. Lo han denominado "la bandeja de la mente saludable" y consta de siete actividades que hemos de realizar con frecuencia. 

Dormir, lo que refresca la mente, el cuerpo y consolida la memoria, asienta piezas de información que hemos aprendido durante el día. No es de extrañar que cuando nos levantamos tengamos respuestas a problemas que antes de dormir no teníamos solución. Simplemente, el sueño ha hecho su trabajo. ¿Y cuánto hemos de dormir? Aunque habitualmente se piense que lo normal son ocho horas diarias, Rock y Siegel aseguran que depende de cada persona. Así pues, cada uno ha de saber cuánto tiempo es el adecuado para que su cuerpo y mente estén a pleno rendimiento. Por cierto, Albert Einstein dormía normalmente 10 horas diarias excepto en el caso de que estuviera trabajando en ideas que consideraba importantes, en ese caso dormía 11. 


Jugar, para experimentar con la vida: Gracias al juego, somos más flexibles en nuestras emociones y podemos ser más creativos. Esta es la explicación científica de por qué somos más permeables al aprendizaje cuando disfrutamos con lo que hacemos. Nuestras frecuencias de ondas contribuyen a ello.

No hacer: es posible que sea una de las más nos cuesta. Distraernos, tiempo para no focalizarse en nada en concreto. Son momentos que nos ayudan a ser más eficaces en alcanzar un objetivo. Por ello, a veces, ante una tarea compleja, es recomendable hacer otras cosas sin importancia, que nos distiendan, muchas veces es un preámbulo necesario para encontrar una solución.

Desarrollar la introspección o vivir en el momento presente: A los que accedemos a través de actividades como son dar un paseo en plena naturaleza, escuchar una música tranquila o realizar algún tipo de meditación o relajación sin juicio. Ayuda a rebajar el estrés y reduce la presión arterial y la tensión muscular. De algún modo, es una actividad antesala para ser mucho más eficaces en nuestro trabajo.

Conectar con los otros: Construir relaciones saludables, en las que disfrutemos de la compañía, de una buena conversación o de mantener un satisfactorio contacto físico. En alguna ocasión hemos hablado de la necesidad de la amistad como elemento que nos aumenta la esperanza de vida. Gracias a la conexión con otras personas somos capaces, además, de mejorar nuestro sistema endocrino, cardiovascular e inmunitario. 

Hacer ejercicio físico: Todos sabemos que necesitamos hacer deporte para sentirnos sanos, pero lo que ha demostrado las neurociencias es que el ejercicio físico nos ayuda también a que nuestro cerebro sea más plástico para el aprendizaje y la creatividad. Potencia además las actividades neuronales que le protegen del envejecimiento o de cualquier otro daño.

Focalizarse en objetivos: Es el tiempo que dedicamos a realizar tareas para ser eficientes. La tecnología nos ha ayudado a que encontremos cualquier momento a lo largo de un día para resolver problemas, e mails, llamadas… sin embargo, para focalizarnos en las tareas de un modo más eficiente es recomendable que nos centremos en alguna, evitando  la multitarea, que nos roba tiempo y energía.

Recuerda:
El cerebro funciona con la energía. En la medida que lo alimentemos con las siete actividades fundamentales podremos contribuir a su pleno rendimiento.