¿Qué es la ecología emocional?
El término Ecología
Emocional (EE) surge del trabajo de investigación realizado por los
investigadores Marcé Conanglia y Jaume Soler que construyeron una categoría tan
necesaria como transformadora “Hemos adaptado los conceptos sobre la ecología
al mundo de las emociones para que ayuden a explicarlas mejor. Así hablamos de
energías emocionalmente ecológicas, reciclar emociones, clima emocional,
contaminación emocional, contagio emocional, espacios emocionales protegidos”
Definen la ecología
emocional como el arte de gestionar las emociones canalizando y dirigiendo
creativamente su energía. Es un trabajo en equipo mente-emoción. El concepto “eco”
hace referencia a la importancia de que ambas vertientes trabajan en forma
integrada, en armonía, de forma sostenible, integrada y equilibrada para que
nos mueva a efectuar acciones de mejora en nuestra persona y en los sistemas
humanos y sociales en los que interactuamos.
La EE incluye dos valores
esenciales: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global.
Los investigadores recuerdan
que como la naturaleza funcionamos en ciclos de vida y muerte, de calma y
quietud, de reflexión y acción, de descanso y trabajo donde la afectividad y la
inteligencia deben aprender a trabajar en equipo.
Las herramientas de la EE
La responsabilidad
sobre nuestra propia vida, hacernos cargo de las decisiones, pensar, analizar,
reflexionar. Somos responsables de aquello hacemos con lo que sentimos.
La libertad de
elección en cada una de nuestras acciones en todas las área de vida (familiar,
vocacional, laboral, profesional, social, comunitaria) lleva a que cada acción
se convierta en una construcción personal única.
Respeto por los
propios tiempos para recuperar el valor de la pausa y silencio interior como también
el diálogo interno constructivo.
Discernir. Aprender
de las experiencias. Que aspectos de nuestra conducta podemos cambiar y cuales
mantener. Cuando no logramos discernir entre lo importante y lo urgente, los imponderables, cuando buscamos resultados rápidos, inmediatos con poco compromiso personal aparece la intolerancia, la ansiedad, la
inadaptación con el consiguiente efecto emocional.
Aceptar los cambios, vivirlos
como un proceso natural nos permitirá lograr los resultados deseados.
Las emociones no son ni
buenas ni malas, positivas o negativas. Todas cumplen una función. Lo importante
es como se gestionan. Escogemos nuestra actitud y nuestra conducta. Agregamos
valor y calidad a nuestra vida.
Propongo un ejercicio para
seleccionar la emoción más ecológica ante una situación donde el comportamiento
y emoción no fueron los adecuados.
Piense y reflexione:
¿Qué le pasó? (piense en una
situación)
¿Qué experimentó?
¿Qué quiso hacer?
¿Qué lo llevó a actuar de
ese modo?
¿Cómo hubiera preferido
actuar y sentirse?
¿Qué emoción hubiera
preferido sentir? Especifíquela.
¿Qué comportamientos
hubiesen acompañado esta nueva emoción?
¿Cómo hubiera actuado en
aquella situación utilizando la emoción adecuada? Descríbala.
Imagine el futuro
manteniendo esta emoción seleccionada, como afectará su comportamiento y como
repercutirá en sus relaciones con el entorno.