La comunicación es un ciclo o círculo que se establece entre dos personas. Cuando nos comunicamos, escuchamos y emitimos una respuesta acorde a nuestros propios sentimientos y pensamientos. Esta conducta responde a nuestros estados internos.
Para que el proceso de la comunicación sea eficaz es necesario tener en cuenta distintos pasos:
Observar: no es sólo mirar al otro, es ver todo su comportamiento, gestos, posturas, ritmo respiratorio, tonos de voz.
Escuchar: distinto a oír, lo que nos permite tener una idea acabada del mensaje que nos quiere transmitir.
Acompasar: acompañar igualando desde la palabra, los gestos y el tono de voz.
Establecer sintonía: si hemos realizado los pasos anteriores, podemos establecer el rapport (sintonía) necesario para que la comunicación fluya tanto en el aspecto fisiológico como en las palabras.
Liderar: cuando la comunicación adquiere significado en la respuesta que se obtiene, cambiando y flexibilizando hasta obtener el resultado deseado (ganar-ganar).
Vamos a detenernos a reflexionar sobre la importancia de la mutua correspondencia. Las personas en sintonía tienden a reflejarse, es una danza de mutua correspondencia, que establece credibilidad y respeto por el modelo del mundo del otro. Para estar en sintonía con el otro, iguale su lenguaje corporal en forma sensible y respetuosa, observe de manera detallada lo que sucede, sea consciente de lo que hace, en forma natural, para mejorarlo y decidir cuándo emplearlo. Si su fisiología, al igual que el lenguaje utilizado, no corresponde con las de su interlocutor, es señal que no hay entendimiento, no se ha creado el puente.
La comunicación es mucho más que palabras que emitimos. Éstas forman un pequeño porcentaje de lo que queremos expresar (7% del impacto en la comunicación). Al tono de voz le corresponde el 38% del impacto, y el 55% lo determina el lenguaje corporal, postura, gestos, ritmo respiratorio y contacto visual. Si las palabras son el contenido del lenguaje, la fisiología es el marco, el contexto donde se da la comunicación, y juntos le dan sentido a la misma.
Si el significado de la comunicación, es la respuesta que provoca, lograr sintonía, es la habilidad para provocar respuestas.
La sintonía nos permite establecer buenas relaciones en todas las áreas de nuestra vida. Es comunicarnos con todo lo que somos, no sólo con palabras sino manejar de manera consciente el lenguaje corporal junto con el verbal. Flexibilizar nuestra conducta nos dará los recursos necesarios para establecer las bases de una buena comunicación. Esto permitirá una genuina identificación con el otro, facilitando la comprensión mutua, aunque no necesariamente supone estar en un todo de acuerdo.
La postura corporal habla más nosotros que las palabras.
Una buena posición ante nuestro interlocutor, posibilita que los canales sensoriales se conecten con facilidad:
Si los canales están abiertos y conectados, podremos llegar al mejor entendimiento del mensaje. Muchas veces no prestamos atención a nuestra fisiología en el momento de comunicarnos. Esta falta de equilibrio entre nuestros canales sensoriales, nos hace enviar mensajes confusos, lo que explica muchas veces el fracaso del proceso.
¿Cómo saber que el mensaje emitido es el que recibe el otro? ¿Cómo saber que el otro ha captado el significado que quisimos darle al mensaje? Esto nos conduce a plantearnos el tipo de palabras que utilizamos y la forma de expresarnos.
Sea congruente con lo que piensa y dice.
Hable en positivo.
Sea coherente.
Haga coincidir los estilos del lenguaje con los de su interlocutor.
Haga concordar el ritmo con el tono de voz.