¿Te has dado cuenta de que cuando estamos
inmersos en trabajar por una meta que realmente nos apasiona la mayoría de
nuestras preocupaciones parecen desvanecerse?
Nuestra mente tiende a enfocar en las
cosas que nos preocupan cuando no tiene algo más importante que hacer. Las
personas más felices que conozco suele decir cosas como: “No tengo tiempo para
preocuparme”. Y es cierto, están tan ocupadas persiguiendo sus objetivos y sus
pasiones que no permiten a su mente que se centre en aquellas cosas que podrían
situarlos en un estado de preocupación.
Y como en la mayoría de los casos
nuestras preocupaciones son cosas que jamás terminan por suceder, esos miedos
anticipados terminan por desvanecerse.
Crea una buena lista de objetivos.
Apasiónate con ellos. Toma acción masiva en pos de su consecución… y deja de
una vez por todas de preocuparte por tantas cosas. Lo que pueda ser
solucionado, soluciónalo. Y lo que no dependa de ti, ni tan siquiera merece la
pena que le dediques un solo segundo.
No solucionarás nada pensando en ello y
todo lo que conseguirás es afectar negativamente tu estado emocional.
Ocúpate en lo que te apasiona… y
conseguirás pulverizar en muy buena medida gran parte de tus preocupaciones.
La gran diferencia es el enfoque mental que lo cambia
todo.
Siempre la gran diferencia entre
cualquier gran realizador y la persona promedio es el enfoque mental que cada
uno de ellos tiene ante las distintas situaciones que la vida les presenta.
Ahora más que nunca, esta diferencia se
deja notar en la manera en que se enfrentan los tiempos turbulentos a nivel
económico que nos toca vivir.
La persona promedio tiende a que las soluciones le lleguen del
exterior.
Básicamente la pregunta que rige su
patrón de pensamiento es:
-¿Qué pueden hacer por mi? ¿Cómo pueden
ayudarme?
Y esta pregunta va dirigida o bien al
gobierno, a su empresa, a su entorno,…
Los grandes realizadores tienen un patrón
de pensamiento muy diferente. La pregunta que se formulan constantemente es:
-¿Qué puedo hacer yo para transformar esta situación
positivamente?
Se ven a si mismos como la causa del
cambio. Creen en su capacidad para tomar acción. Aceptan la responsabilidad por
su destino. En definitiva, están dispuestos a poner en juego todo lo que sea
necesario para mejorar la situación y hacer que las cosas sucedan en su vida.
Esa es la filosofía que produce
resultados.
Por supuesto que hay miles de cosas que no dependen de nosotros
mismos. Por supuesto que está bien contar en determinados momentos con ayuda
del exterior. Pero lo fundamental es mantener ese enfoque mental poderoso que
te sitúa a ti mismo como el máximo responsable y artífice de tu propio futuro.
Como ves, un simple cambio en el enfoque
de una pregunta puede suponer un cambio sustancial en la calidad de tu enfoque
mental. Y al final la clase de enfoque mental que mantenemos es el que marca
toda la diferencia.
Extracto de un capítulo
del libro “PNL PARA DIRECTIVOS”
de Joseph O´Connor & Ian Mc Dermott, Editorial Urano.
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