“LOS DOS LOBOS”
“Una mañana el jefe de una tribu Cherokee le habla a su nieto acerca de la vida.
Le dice: - Una gran batalla está ocurriendo dentro de nosotros.
- Es una lucha terrible. Una lucha entre dos lobos.
"Uno es Malvado - Es ira, envidia, celos, tristeza, pesar, avaricia, arrogancia, autocompasión, culpa, resentimiento, soberbia, inferioridad, falso orgullo, superioridad y ego.
"El otro es Bueno - Es alegría, paz, amor, esperanza, serenidad, humildad, bondad, amistad, empatía, generosidad, compasión, fe.
El nieto lo meditó por un minuto y luego preguntó a su abuelo:
- “¿Qué lobo gana?”
El viejo Cherokee respondió:
- "Aquél al que alimentas."
Podemos elegir cual es nuestra actitud frente a la vida y a los desafíos que nos presenta si prestamos atención a nuestras emociones. Ellas tiñen nuestro accionar. Así podremos liderar nuestra vida y estaremos orientados hacia el éxito.
No existen emociones buenas o malas, existen emociones útiles o inútiles, que amplían o cierran nuestros espacios de posibilidades, según sea el momento en que aparecen.
Haciendo uso de nuestra inteligencia emocional podremos identificar, comprender, manejar, expresar o desactivarlas adecuadamente.
Les propongo este ejercicio:
*Piensen e identifiquen alguna emoción displacentera que sientan en este momento o hayan sentido durante el día.
Identifíquenla, puede ser enojo, intranquilidad, rencor, impaciencia, miedo, inseguridad, intolerancia, tristeza, dolor, angustia etc.
*Fíjense en qué parte de su cuerpo se manifiesta con más fuerza.
*Ahora piensen en la emoción contraria a la que detectaron, si es tranquilidad, paciencia, seguridad, tolerancia, alegría, felicidad etc.
*Con sus ojos cerrados, recuerden algún momento en su vida donde experimentaron esta emoción. Revívanla intensamente. Observen donde se encontraban, que veían, escuchaban, sentían.
*Respirando profundamente sientan esta emoción placentera.
*Ubíquela en su cuerpo y toque esa parte. Vuelvan a respirar profundamente. Disfrútenla por unos segundos.
*Ahora, piensen en la emoción displacentera anterior, pero ya con la nueva emoción, aprecien como disminuye la intensidad de la primera.
Si nos proponemos gestionar nuestras emociones podremos actuar en un estado pleno de recursos, aumentando nuestra confianza, seguros que lograremos nuestros objetivos.
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