martes, 10 de enero de 2017

Emociones adecuadas para una vida más equilibrada

¿Qué es la ecología emocional?

El término Ecología Emocional (EE) surge del trabajo de investigación realizado por los investigadores Marcé Conanglia y Jaume Soler que construyeron una categoría tan necesaria como transformadora “Hemos adaptado los conceptos sobre la ecología al mundo de las emociones para que ayuden a explicarlas mejor. Así hablamos de energías emocionalmente ecológicas, reciclar emociones, clima emocional, contaminación emocional, contagio emocional, espacios emocionales protegidos”
Definen la ecología emocional como el arte de gestionar las emociones canalizando y dirigiendo creativamente su energía. Es un trabajo en equipo mente-emoción. El concepto “eco” hace referencia a la importancia de que ambas vertientes trabajan en forma integrada, en armonía, de forma sostenible, integrada y equilibrada para que nos mueva a efectuar acciones de mejora en nuestra persona y en los sistemas humanos y sociales en los que interactuamos.
La EE incluye dos valores esenciales: la responsabilidad y la conciencia del impacto emocional global.
Los investigadores recuerdan que como la naturaleza funcionamos en ciclos de vida y muerte, de calma y quietud, de reflexión y acción, de descanso y trabajo donde la afectividad y la inteligencia deben aprender a trabajar en equipo.

Las herramientas de la EE

La responsabilidad sobre nuestra propia vida, hacernos cargo de las decisiones, pensar, analizar, reflexionar. Somos responsables de aquello hacemos con lo que sentimos.

La libertad de elección en cada una de nuestras acciones en todas las área de vida (familiar, vocacional, laboral, profesional, social, comunitaria) lleva a que cada acción se convierta en una construcción personal única.
Respeto por los propios tiempos para recuperar el valor de la pausa y silencio interior como también el diálogo interno constructivo.

Discernir. Aprender de las experiencias. Que aspectos de nuestra conducta podemos cambiar y cuales mantener. Cuando no logramos discernir entre lo importante y lo urgente, los imponderables, cuando buscamos resultados rápidos, inmediatos con poco compromiso personal aparece la intolerancia, la ansiedad, la inadaptación con el consiguiente efecto emocional. 

Aceptar los cambios, vivirlos como un proceso natural nos permitirá lograr los resultados deseados.

Las emociones no son ni buenas ni malas, positivas o negativas. Todas cumplen una función. Lo importante es como se gestionan. Escogemos nuestra actitud y nuestra conducta. Agregamos valor y calidad a nuestra vida.

Propongo un ejercicio para seleccionar la emoción más ecológica ante una situación donde el comportamiento y emoción no fueron los adecuados.

Piense y reflexione:

¿Qué le pasó? (piense en una situación)
¿Qué experimentó?
¿Qué quiso hacer?
¿Qué lo llevó a actuar de ese modo?
¿Cómo hubiera preferido actuar y sentirse?
¿Qué emoción hubiera preferido sentir? Especifíquela.
¿Qué comportamientos hubiesen acompañado esta nueva emoción?
¿Cómo hubiera actuado en aquella situación utilizando la emoción adecuada? Descríbala.
Imagine el futuro manteniendo esta emoción seleccionada, como afectará su comportamiento y como repercutirá en sus relaciones con el entorno.