domingo, 9 de agosto de 2009

Cuento: La historia de Pepe

Esta historia me la obsequió una amiga, hoy quiero compartirla.

Pepe era el tipo de persona que te encantaría ser. Siempre estaba de buen humor y siempre tenía algo positivo que decir. Cuando alguien le preguntaba como le iba respondía: “Si pudiera estar mejor, tendría un gemelo”.

Era un gerente único porque tenía varias meseras que lo habían seguido de restaurante en restaurante.

La razón porque las meseras seguían a Pepe era por su actitud. Él era un motivador natural: si un empleado tenía un mal día, Pepe estaba ahí para decirle como ver el lado positivo de la situación.

Conocer este estilo realmente me causó curiosidad, así que un día fui a buscar a Pepe y le pregunté: No lo entiendo… ¿cómo es posible ser una persona positiva todo el tiempo?

Pepe me respondió: “Cada mañana me despierto y me digo a mi mismo: Pepe, hoy tienes dos opciones: puedes escoger estar de buen humor o estar de mal humor. Escojo estar de buen humor. Cada vez que sucede algo malo, puedo escoger entre ser una víctima o aprender de ello. Escojo aprender de ello”.

“Cada vez que alguien viene a mí para quejarse, puedo aceptar su queja o puedo señalarle el lado positivo de la vida. Escojo señalarle el lado positivo de la vida”.

Sí, claro, pero no es tan fácil, protesté.

“Si lo es, dijo Pepe. Todo en la vida es acerca de elecciones. Cuando quitas todo lo demás, cada situación es una elección”.

“Tú eliges como reaccionas ante cada situación, tu eliges como la gente afectará tu estado de ánimo, tu eliges estar de buen o mal humor”.

“En resumen, Tú eliges como vivir la vida”.

Reflexioné en lo que Pepe me dijo… Poco tiempo después, dejé la industria hotelera para iniciar mi negocio propio. Perdimos contacto, pero con frecuencia, pensaba en Pepe, cuando tenía que hacer una elección en mi vida en vez de reaccionar contra ella.

Varios años más tarde, me enteré que Pepe hizo algo que nunca debe hacerse en un restaurante, dejó la puerta de atrás abierta y una mañana fue asaltado por tres ladrones armados.

Mientras trataba de abrir la caja fuerte, su mano, temblorosa resbaló. Los asaltantes se asustaron y le dispararon. Con mucha suerte Pepe fue encontrado relativamente pronto y fue llevado a una clínica. Después de varias horas se cirugía y días en terapia intensiva, Pepe fue dado de alta. Me encontré con Pepe seis meses después y le pregunté como estaba, me respondió:

“Si pudiera estar mejor, tendría en gemelo”.

Le pregunté que pasó por su mente en el momento del asalto.
Contestó: “Lo primero que vino a mi mente es que debí haber cerrado la puerta con llave. Cuando estaba tirado en el piso, recordé que tenía dos opciones: podía elegir vivir o podía elegir morir. Elegí vivir”.

Pepe continuó: los médicos fueron geniales. No dejaban de decirme que iba a estar bien. Pero cuando me llevaban al quirófano y vi la expresión en sus caras me asusté. Podía leer en sus ojos: “es hombre muerto”. Entonces supe que tenía que tomar una decisión.

¿Qué hiciste? Le pregunté.

“Bueno uno de los médicos me preguntó si era alérgico y respirando profundo grité: -Sí, a las balas”- mientras se reían, les dije: “Estoy escogiendo vivir, opérenme como si estuviera vivo, no muerto”.

Pepe vivió por la maestría de los médicos, pero sobre todo por su actitud.

Aprendió que cada día tenemos la elección de vivir plenamente.

La ACTITUD, al final, es todo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy bueno. Gracias